La ruptura de la pareja parental suele ser uno de los acontecimientos más estresantes y con mayor repercusión en todos los miembros de la familia. La noticia del divorcio de los padres es desconcertante y angustiosa para los hijos/as. Incluso cuando estos son conscientes de la existencia de conflicto conyugal.
¿CÓMO PUEDE AFECTAR A LOS HIJO/AS?
El divorcio no afecta igual a todos los niño/as. Además del hecho de la separación en sí, intervienen otras circunstancias como el nivel de conflicto previo y cómo los padres lo afrontan. Según se realice este proceso así será la repercusión en el bienestar y la salud de los niño/as.
Estos niño/as pueden tener sentimientos de abandono y rechazo por el progenitor que deja de vivir en el hogar. Sentimientos de impotencia e indefensión, al tener el niño/a que ir asumiendo cambios en su vida cotidiana (cambio de domicilio, colegio, amigo/as…) e incluso ideas de autoculpabilidad por la separación de sus padres.
Es más frecuente que los hijos varones puedan tener problemas del comportamiento dentro y fuera del hogar durante el proceso de separación. Las hijas suelen adaptarse más rápidamente. Sus manifestaciones de conducta son menos visibles, estando más afectadas a nivel emocional. En la mayoría de los casos los problemas de los hijo/as comienzan a disminuir durante el segundo año posterior al divorcio, cuando ya se ha producido un periodo de adaptación.
¿QUÉ HACER PARA QUE SE PRODUZCA UNA CORRECTA ADAPTACIÓN A LA NUEVA SITUACIÓN?
- Aunque el proyecto de pareja se haya roto, el proyecto de familia sigue adelante. Es obligación vuestra garantizar que siempre seguiréis estando para ello/as.
- Informa con sinceridad y de forma adecuada a la edad de cada uno de tus hijo/as de las dificultades en la convivencia y de la decisión que habéis tomado. Así evitarás que se sienta peor (“se separan porque me porto mal”).
- No generes un conflicto de lealtades. No fuerces a tu hijo/a a tomar partido por uno de los dos. Los hijo/as necesitan de ambos padres para su bienestar.
- Debes ser muy cuidadoso en estar disponible para tus hijo/as.
- Establece relaciones de calidad, recuerda que te has separado de tu pareja no de ello/as.
- Mantén la comunicación en todo lo que tenga relación con tus hijo/as: salud, escolarización, vacaciones, aspectos económicos y sociales.
- No mantengas discrepancias o desacuerdos en presencia de tus hijo/as. Con eso solo lograrás que sufran más.
- No los utilices ni les involucres. No los chantajees o manipules en beneficio propio. El miedo a verse atrapados en el conflicto puede dar lugar a problemas emocionales y/o de conducta.
- No renuncies a tu vida social ni a un nuevo proyecto de pareja, aunque tus hijo/as se empeñen en boicotearlos. Explícales que aunque ellos sean lo primero en tu vida, también tienes derecho a rehacerla.
- Vigila los cambios que puedan aparecer en su conducta, quejas físicas y emocionales de tus hijos. En estos casos, consulta con un profesional: médicos, psicólogo…
- Recuerda que las pertenencias de tus hijo/as son de ello/as, por lo que es recomendable que puedan hacer uso y disfrute cuando y como quieran independientemente de con quine estén.
- Si la situación se te va de las manos, no es posible la comunicación y predomina la hostilidad y el rencor, busca ayuda profesional.
Si estás pensando en separarte o ya lo has hecho y encontráis dificultades en la correcta gestión de la situación, no dudes en consultarnos. Te ofreceremos pautas más concretas para tu caso en particular.