¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional es un tipo de ansiedad que nos hace comer, no porque tengamos hambre, sino por dificultades en la gestión de problemas personales. Normalmente suele ocurrir cuando sufrimos dificultades en la regulación emocional: estrés, ansiedad, tristeza…, pero también, por mero aburrimiento. En la actualidad la podemos encontrar tanto en niños/as, adolescentes como en adultos.
¿En qué consiste el hambre emocional?
Cuando mencionamos el término ‘hambre emocional’ nos referimos a ese estado en el que comes sin tener hambre real. El hambre emocional se caracteriza porque la persona que la padece siente una gran necesidad de comer, una necesidad que aparece de forma impulsiva e incontrolada. Aunque realmente no tenga hambre, siente que necesita comer para poder satisfacer ese “algo” que le está perturbando. Y ese “algo” no es nada más que un conflicto emocional que no está resolviendo de forma adecuada.
¿Cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional?
Hambre real
- Va surgiendo paulatinamente e incrementándose con el paso del tiempo.
- El hambre se origina en el estómago, ya que se trata de una sensación fisiológica.
- Somos conscientes de lo que vamos a ingeniar, podemos controlarlo y planificarlo. Tenemos la capacidad de seleccionar que tipo de alimentos queremos consumir en ese momento.
- Generalmente optamos por alimentos nutritivos, platos sanos y equilibrados que nos aportan saciedad
Hambre emocional
- Aparece de manera repentina, aguda y brusca. De un momento a otro sentimos un ansia repentina por comer que necesitamos satisfacer de inmediato.
- No se origina en el estómago, ya que no se trata de una sensación fisiológica. Tiene su origen en la mente, a raíz de determinadas imágenes o representaciones mentales de comida. Es decir, al pensar o imaginar un tipo de alimento, el impulso adquiere tal fuerza que pierdes el control
- La dieta se vuelve caótica. Se lleva a cabo una ingesta automática y descontrolada, sin medir las cantidades ni seleccionar los alimentos de forma deliberada. Se come por impulso, por necesidad, en grandes cantidades y sin una elección premeditada.
- Por lo general, se consumen alimentos hipercalóricos y ultraprocesados, altos en grasas y azucares y con escaso valor nutricional. Estos alimentos, además de resultar perjudiciales, no nos sacian o lo hacen durante un periodo muy corto de tiempo.
¿Cómo controlar el hambre emocional?
- Menú diario de comidas: es importante que tu mente sepa que estás bien alimentado y, por tanto, de esta forma, evitarás esa urgencia a la hora de comer por compulsión. Te recomendamos que tengas un planning semanal para que, así, sepas exactamente qué vas a comer y a qué hora, y así controles estos ataques de hambre.
- Come alimentos saciantes: para evitar la sensación de hambre, te recomendamos que incluyas en tu dieta alimentos que sacien tu apetito como, por ejemplo, las frutas y las verduras. Además, si cuando te entran las ganas descontroladas de comer, optas por un alimento saludable, tu salud no se resentirá.
- Evita el azúcar: el hambre emocional está muy relacionado con el consumo y abuso de alimentos azucarados y dulces procesados. Por ello, te recomendamos que evites tener estos ingredientes en tu casa y, en su contra, optes por versiones más saludables como yogures, frutas, etcétera.
- Haz deporte: el ejercicio físico es un hábito muy recomendable para conseguir reducir la ansiedad y vivir de una forma más optimista y positiva. Esto puede ayudarte a regular tus problemas emocionales y, así, reducir estos ataques de hambre.
Ante todo, devuélvele a los alimentos su función. Recuerda y repítete que son el combustible de tu cuerpo y no el atajo de tu mente para no enfrentar lo que te está generando malestar. Para ello, toma la firme decisión de desvincular la comida de tus estados emocionales.
Las pautas anteriormente descritas pueden ayudar a reconducir la situación a personas que experimentas “atracones” de forma esporádica, si en tu caso llevas mucho tiempo sintiéndote mal y canalizándolo a través de la comida, contacta con un profesional que pueda estudiar tu caso y darte orientaciones personalizadas. Además, de poder realizarte un seguimiento que te ayude a recuperar el control emocional y alimentario. En Renaix podemos ayudarte, en caso de tener alguna pregunta no dudes en contactar, estaremos encantados de poder acompañarte en el proceso.