Si revisamos gran parte de las definiciones que existen, podemos concluir que las pesadillas son sueños desagradables que suelen provocar emociones y sentimientos de terror, miedo, angustia y ansiedad.
“Las pesadillas son una experiencia onírica cargada de ansiedad o de miedo. Los que la padecen tienen recuerdo muy detallado del contenido del sueño. Esta experiencia es muy vivida y suele incluir temas que implican una amenaza para la supervivencia, la seguridad o la estimación de sí mismo” (CIE-10: definición pesadillas)
Puede comenzar en cualquier momento mientras duerme, aunque es más frecuente en la segunda mitad de la noche, durante una de las cinco fases del sueño llamada REM o fase de movimiento rápido de los ojos.
La mayoría de las personas hemos sufrido algún tipo de pesadilla a lo largo de nuestra vida y por experiencia hemos podido comprobar que por sí mismas no suponen riesgo alguno para la salud; pero cuando dejan de ser un hecho aislado y se producen con frecuencia durante las noches causan un gran malestar y nos afecta directamente, por lo que podemos considerar esta alternación un trastorno del sueño.
Las pesadillas nos puedan dar una pista de que algo puede estar ocurriendo en la vida de nuestro hijos/as, por ejemplo, que tengan miedo a alaguna cosa, que no hayan podido resolver algo que les preocupe o que se estén enfrentado a alguna situación nueva.
Tampoco hay que olvidar los temores propios de la edad:
- En los 2 primeros años de edad puede aparecer ansiedad ante la separación de los padres y la desconfianza hacia los extraños,
- Entre los 3 y los 4 años: miedo a los animales y a la oscuridad.
- A los 5 y a los 6 años: temor a los fantasmas y monstruos.
- Entre los 8 y los 10 años: recelo a la escuela o a sufrir daños físico
- A los 12 años: desconfianza ante las relaciones sociales y preocupación por el aspecto físico.
La temática de las pesadillas puede ser:
- Real; por ejemplo soñar que estamos viajando en coche y sufrimos un accidente.
- Imaginaria; estar en clase y ver pasar por la ventana a un monstruo de tres cabezas que no deja de perseguirnos y de esconderse hasta atraparnos.
Para logar que el sueño de nuestros hijos/as sea más agradables lo primero es identificar las posibles causas de las pesadillas.
En algunas ocasiones el origen del malestar no puede eliminarse, como el fallecimiento de un familiar o el nacimiento de un hermano/a o bien es posible que no existan ninguna causa aparente que provoque las pesadillas, por ejemplo, que sueño con problemas escolares cuando no los hay.
Suele ser habitual que las pesadillas comiencen a aparecer en los sueños de nuestro hijo/a durante los tres y seis años, aunque son más habituales entre los seis y los diez.
Las pesadillas irán desapareciendo conforme se vayan haciendo mayores, aunque hay personas que sufren pesadillas en diferentes momentos de su vida.
¿Pesadillas vs. Terrores nocturnos?
Es necesario diferenciar las pesadillas de otros trastornos para no confundirles, como es el caso de los terrores nocturnos, que se caracterizan porque:
- Aparecen en el primer tercio de la noche durante la fase REM (en las primeras tres horas de sueño).
- Los niños se agitan en la cama e incluso pueden llegar a incorporarse y gritar.
- Cuando acudimos a tranquilizarlos, pueden manifestar dificultades para recocernos.
- Si en esa situación nuestro hijo/a se despierta, le resultará difícil recordar lo que ha soñado.
- Una vez que se traquilice puede retomar el sueño con facilidad tras el suceso.
¿Qué hacer durante la pesadilla?
- Si nuestro hijo/a esta despierto tras una pesadilla angustiosa, procuraremos mantener la calma y ofrecerle todo nuestro cariño y atención hasta que se calme y se sienta bien.
- Podemos utilizar alguna frase que le permita comprender que ha sido un sueño y que no se corresponde con la realidad. Por ejemplo: “no es nada, solo es un sueño”. Si son menos de dos años podemos transmitirles seguridad a través de las palabras y de las caricias.
- En ese momento no le preguntes sobre el contenido de la pesadilla. En otro momento sacaremos el tema y nos contara que es lo que ha soñados.
- Una vez que nuestro hijo/a haya conseguido calmarse, procuraremos que permanezca en su cama y que vuelva a conciliar el sueño de nuevo. Para ello nos podemos quedar en la habitación hasta que lo consiga. También podemos proporcionarle objetos que le tranquilicen, como su peluche favorito, su “nana”, etc.
- La mayoría de los niños/as se vuelven a quedar dormidos rápidamente; pero si observamos que están muy nerviosos o tienen mucho miedo les podemos dar de un poco de agua y dejar una pequeña luz encendida.
DURANTE LA PESADILLA
NO debemos:
- Encender la luz de la habitación al entrar en ella.
- Montar angustia o preocupación por el episodio de la pesadilla.
- Comprobar que no hay monstruos o seres fantásticos en la habitación, mirando dejado de la cama o dentro del armario.
- Reírnos de su situación o ridiculizarlos.
- Quedarnos a dormir en su habitación por si se repite la situación.
- Administrar fármacos para que duerma.
- Jugar con el niño/a.
- Darle algún beneficio o recompensar por la situación que está experimentando.
- Obligarle a dormir como su fuese un castigo.
- Utilizar el chantaje emocional para que vuelva a quedarse dormido con frases como: “si no te vuelves a quedar dormido, no te quiero”.
- Llevarlo a nuestra cama como algo puntual, ya que puede tomarlo como una rutina.
¿Cómo actuar a la mañana siguiente?
- Si se ha quedado dormido en su cama, estaremos presentes en su habitación cuando se despierte para trasmitirle tranquilidad.
- Dependiendo de la edad, le pediremos que nos dibuje la pesadilla, la representaremos con muñecos o bien la redacte.
- Una vez haya expresado el tema de la pesadilla, le animaremos a buscar un final divertido o agradable en el que nuestro hijos o hija supere la dificultad o problema que se haya planteado.
- Repasaremos la nueva historia de cinco a veinte minutos diarios.
- Antes de que vuelva a dormirse le animaremos a que nos cuente la pesadilla con el nuevo final elegido.
- Iremos reforzando a nuestro hijo o hija por cada paso que dé al enfrentarse a la pesadilla.
¿Cómo podemos actuar los padres cuando el trastorno el sueño afecta a la vida familiar y/o de pareja?
- Comprendiendo que no existen culpables y no acusando a nuestra pareja de originar o mantener el trastorno.
- Sabiendo que ambos componentes de la pareja debemos participar de manera activa en soluciona el problema.
- Manteniendo la calma y serenidad ante el desconcierto de no saber cómo comportarse para eliminar o disminuir el problema.
- Evitando discutir delante del niño/a por el trastorno el suelo ya que esto solo contribuirá a hacerle sentir más angustiado agravando el problema.
- Prescindiendo de los consejo de familiares y amigos que pueden ser contradictorios.
Esperamos sean de ayuda las anteriores recomendaciones, en caso de tener alguna pregunta no dudes en contactar y pedir más información llamando al 636090517 o escribiendo un e-mail a: info@renaixcentrepsicologia.com
Referencia: Pesadillas. Aurora G., Maria F. y Carmen L.